lunes, 16 de agosto de 2010

4 acordes y ninguna canción


Tengo cuatro acordes en una guitarra que quieren hablar de vos. Todavía no saben bien cómo pero intuyo que falta poco para que lo descubran. Se repiten, se perfeccionan. Como yo, ellos también te quieren cantar.
Tengo cuatro acordes en una guitarra que no saben nada de amor pero lo describen a la perfección. Graves, agudos y disonantes se mezclan para contar una historia que no se cuenta dos veces igual. Hay un dejo de Heráclito en mi guitarra, su lema me persigue y yo me dejo alcanzar.
¡Qué difícil hablar de vos con música! Pero si estos cuatro acordes insisten, entonces voy a tener que cantarte esta canción que todavía no me llegó pero que se viene gestando desde hace años, palabras, caricias y juegos.

viernes, 6 de agosto de 2010

C'est fini


Fin. C'est fini. Eso es todo.¿Así no más? Sin anestesia de ningun tipo, sin aviso, sin dejarme elegir cómo prefería hacerlo diste por terminado lo nuestro. Justo cuando yo lograba desentrañar tu misterio. Justo cuando empezaba a entender tu mundo y hacerlo mío. Ahí mismo decidiste que ya era suficiente. Quizás te quedaste sin palabras o probablemente nunca fuiste conciente de cuánto me estaba enamorando de tu historia y, por eso, pensaste que no me iba a doler como me dolió.
Ahora no puedo pensar en otro. Necesito hacer el duelo. Sacarme la bronca y aceptar (y esto es lo más dificil) que ya no voy a ser parte de tu vida. Que lo que aprendí de vos quedará archivado para siempre en la historia. Juntando polvo.
Me lo imaginé distinto, para qué te voy a mentir, pero claramente no estaba preparada para esto. ¿Habré sido una más de las tantas que se infiltraron en tu historia? Sea como sea, me sentí parte, lo disfruté y eso hace más terrible el fin. Con confianza me sumo al cliché que dice: "Odio las despedidas".

Siempre me costó terminar un libro.