martes, 23 de septiembre de 2008

Razón y piel, difícil mezcla

Lo puedo sentir. Es una experiencia rara que no suelo tener todos los días. Algo que cuando me pasa es porque realmente vale la pena. Primero golpea sutilmente en mi cabeza. Si no contesto se acerca a mi oído y le pregunta por mí. Si todavía no encuentra respuesta alguna, se toma el trabajo de viajar hasta el músculo con vida propia que me mantiene viva aún cuando no me entero, aún cuando no lo registro. Ese músculo al que la historia y las culturas le adjudicaron la complicada tarea de amar. Ese mismo que dibujamos tan diferente de cómo es en realidad. Aquel que celebra su asimetría y su función plenamente humana y finita.

Hasta allí viaja mi inquietud, ahora más impaciente que antes. Golpea fuerte insistentemente. La sangre me hierve y la energía acumulada se desprende. Todo comienza a correr a gran velocidad. Lo veo venir, lo puedo sentir. Casi hechizada, la lengua – otro músculo traicionero y sobreestimado – se suelta dando lugar a la verborragia que me desnuda el alma. Una a una se van cayendo los fantasmas, terrores, prejuicios, sentimientos y pasiones que con tanto cuidado me ocupé de tapar.

Completamente vulnerable. Los ojos me delatan, las manos me entregan… las palabras todo lo evidencian.

Espontánea, impulsiva, natural. Otros me llaman loca.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Siempre termino citando a Jorge




Quien no lo sepa ya lo aprenderá de prisa. La vida no para, no espera, no avisa.

Planes vueltos espuma.

A veces me da bronca que a otro se le ocurran las cosas que a mí me gustaría decir. Las palabras que se mueven tímidas adentro mío vuelan hasta la boca de otro y desde ahí salen orgullosas e innovadoras.

Jorge acaricia la guitarra para interpretar alguna de mis emociones del día con su mejor voz. Canciones que ya escuché mil veces, que se grabaron en mi memoria a fuego, logran sorprenderme, movilizarme. Como una boba me digo: "es para mí".

Enamorada, confundida, defraudada, olvidada, soltera, enemistada con la vida, reconciliada con el amor. Me identifico.

Me quedo mirando la luna negra, cruzando quince fronteras en 2 segundos, soñando con ser esa princesa bacana que come cerezas en tu cama con más gracia que la más sexy de las diosas griegas. Te canto en inglés y en castellano, un blues, una zamba, una milonga. Mis dedos se mueven en una guitarra imaginaria mientras camino por la calle con Jorge viajando ida y vuelta por los cablecitos de mi i-pod hasta mis oídos. Todas las canciones tienen mi nombre y a veces también el tuyo.

Yo sin embargo siento que estás aquí desafiando las leyes del tiempo y de la distancia. Sutil. Quizás tan real como una fragancia.



Uruguayo radicado en España con un toque argentino y un gran lugar en mi admiración. Un artista al que cito mucho. Un hombre con el que comparto emociones a kilómetros de distancia y años de no conocernos.