martes, 16 de marzo de 2010

Miedo a pensar


Hay cosas que cuando las pienso, se me oprime un poco el pecho y la respiración se me entrecorta. Son esos temas gigantes a los que les paso por el borde, rápido, sin detenerme. Bajo la mirada inquisidora y burlona de un psicólogo sería evidente la palabra “negación”. En mi humilde visión subjetiva e intuitiva digo que se trata de lo contrario, justamente. Cuando me doy cuenta de lo insignificante, irrelevante y reemplazable que soy en el mundo es cuando me paralizo. No lo niego, lo miro pero me asusta lo que veo. ¡Maldita herencia humana de querer subsistir y perdurar en el tiempo! Definitivamente está grabada en mis genes.

Desaparecer. Todo encuentra sentido en una mirada religiosa y espiritual pero poco comprobable para mi razón hambrienta. Desaparecer. Suena desesperante. La nada. No la conozco ni la imagino. Reencuentros. ¿Cómo vas a reconocerme después de qué se yo cuantos años? Desaparecer de lo conocido. Flotar. De nuevo el gigante pisándome el pecho. Basta por hoy.

viernes, 12 de marzo de 2010

Mariposas


Con el viento húmedo y las nubes grises llegó el presagio de lo que sería el año de las mariposas. Aunque todo parecía cotidiano y conocido, las hojas formaban remolinos en el aire y en cada esquina se escondía un secreto ancestral. Llevaba años creciendo, quieta y misteriosa, preparándose para lo que vendría. Y lo que esperaba con tantas ansias llegó cuando más distraída estaba… ya era hora. Todo estaba dado. Los faroles despedían la noche y se apagaban con los primeros rayos de sol, las cortinas se subían, buenos días de ida y vuelta, párpados hinchados y bostezos de a montones. Las mariposas comenzaron a revolotear desordenadas, y en una lluvia de colores y aleteos descubrió que era un comienzo, un nuevo día especial y distinto a los demás. El año de las mariposas sería un gran año.

lunes, 1 de marzo de 2010

Shhh


Te prefiero un poco más sonriente. Te prefiero con la frente estirada y la cabeza menos gris. No es que no te prefiera, es que si me dieran a elegir te prefiero como siempre.
¿Alguna vez aguantaste tanto el aire y las palabras que casi parecías invisible? Así estoy, tratando de ser invisible, silenciosa, liviana. Ya traté de traerte de vuelta, le hice cosquillas a tus pensamientos pero no sirvió. Creo que necesitás que aguante el aire en silencio hasta que se te pase.
Cada paso puede llegar a ser un tropiezo, por eso ahora, además de silenciosa, me quedo quieta. ¿Cuánto faltará? No creo aguantar mucho más.
Esquivando mi mirada me decís que necesitás extrañarme… yo te vengo extrañando desde hace varios días.