martes, 16 de marzo de 2010

Miedo a pensar


Hay cosas que cuando las pienso, se me oprime un poco el pecho y la respiración se me entrecorta. Son esos temas gigantes a los que les paso por el borde, rápido, sin detenerme. Bajo la mirada inquisidora y burlona de un psicólogo sería evidente la palabra “negación”. En mi humilde visión subjetiva e intuitiva digo que se trata de lo contrario, justamente. Cuando me doy cuenta de lo insignificante, irrelevante y reemplazable que soy en el mundo es cuando me paralizo. No lo niego, lo miro pero me asusta lo que veo. ¡Maldita herencia humana de querer subsistir y perdurar en el tiempo! Definitivamente está grabada en mis genes.

Desaparecer. Todo encuentra sentido en una mirada religiosa y espiritual pero poco comprobable para mi razón hambrienta. Desaparecer. Suena desesperante. La nada. No la conozco ni la imagino. Reencuentros. ¿Cómo vas a reconocerme después de qué se yo cuantos años? Desaparecer de lo conocido. Flotar. De nuevo el gigante pisándome el pecho. Basta por hoy.

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